2003 Elija el año o la decada
Magistrado argumentó que hermanos Rohm fueron los "cerebros" de las maniobras
Fraude del ex Comercial alcanzó U$S 600 millones

Se probó que desde 1992 se transferían fondos de una sociedad a otra para darle destino final a voluntad del grupo
La investigación presumarial sobre la estafa del Banco Comercial por la que se resolvieron el domingo siete procesamientos, determinó que Carlos Rohm ayudado por su hermano José montó una verdadera "ingeniería financiera" por medio de contabilidades paralelas y falsificaciones que causaron un perjuicio al Estado y al sistema financiero uruguayo de 600 millones de dólares.
Según consta en el auto de procesamiento del juez José Balcaldi, elaborado de acuerdo con el dictamen de la fiscal Cristina González —a los que El País accedió—, esas maniobras se comenzaron a ejecutar desde que los Rohm adquirieron el banco en 1990 y se siguieron realizando hasta que la institución fue intervenida por el Banco Central y cesadas sus autoridades en diciembre de 2001.
Haciendo lugar al pedido de la fiscal, el juez decretó además la extradición de Carlos Rohm. González argumentó su pedido en que Uruguay tiene jurisdicción internacional ya que el perjuicio patrimonial principal fue sufrido por el Banco Comercial (BC) y la Compañía General de Negocios (CGN) entidades de intermediación financiera uruguayas. Además, el juez decretó ampliar la declaración de catorce personas vinculadas a las maniobras, entre las que se encuentran ex directores del BC y abogados de un estudio jurídico que trabajaba para el grupo Rohm.
PODER. La investigación dejó al descubierto "la creación falsa de aparente solvencia y prosperidad de la institución bancaria (...) mediante la utilización de instrumentos y operaciones rodeados de falsedad de tal magnitud que engañaron a auditores externos e internos del banco", afirmó la fiscal en su dictamen.
Los puestos gerenciales "estaban dirigidos por personas que vinieron con Carlos Rohm a Uruguay en 1990, todos de nacionalidad argentina: Antonio Lago, Peter Shearer, Ignacio Llambías y Juan José Curone". Agregó la fiscal que en estas personas "se estructuraba y resumía todo el poder". Ellas se reportaban directamente a Rohm y nunca al gerente general.
Cuando el Comercial adquirió el Ing Bank Uruguay esta institución ofrecía a sus clientes la posibilidad de colocar depósitos a plazo fijo en ING Amsterdam. El BC continuó con esa operativa a través de Comercial Investment (CI).
Aunque no podían cambiar el destino de esos fondos, ocultándolo al cliente, precancelaron plazos fijos de más de 56 millones de dólares.
La fiscal entendió que esas transferencias "se justificaron mediante la adquisición de bonos del tesoro que estarían en custodia de San Luis Financial". Pero concluyó que esos títulos "nunca existieron sino que se los utilizó como falsas contrapartidas para encubrir lisa y llanamente un desvío de fondos a otras sociedades del grupo".
La Fiscalía también probó la creación paralela de una sociedad en Islas Vírgenes (SA) a la que se derivaba el dinero depositado en la CGN, a través de San Luis sin figurar en la contabilidad de la CGN.
Cuando los fondos del cliente de la SAIFE estaban radicados en la SA y aquel solicitaba una transferencia o retiro, los fondos quedaban disponibles mediante un nuevo débito ficticio en San Luis, completándose el círculo de la estratagema. Así el cliente ignoraba la existencia de esa segunda sociedad y se le satisfacía en cuanto a su transferencia.
También comprobaron contabilidades inexistentes para el BC, la desaparición de todo lo referente a San Luis y la existencia de estados de cuenta falsos en el Banco Comercial desde junio de 2000 a diciembre de 2001.
En todas las indagaciones jamás pudo ser localizada una operación de unos 150 millones de dólares en valores públicos brasileños radicados según la contabilidad en San Luis Financial.
RESPONSABILIDADES. La fiscal y el juez probaron que existe una responsabilidad casi unánime sobre Carlos Rohm como la persona que impartía las instrucciones "durante años para ocultar o desviar fondos" y "organizó e instrumentó toda una estratagema de triangulación de dinero con compra de bonos en muchos casos simulados que terminaron en un enorme vaciamiento en la CGN y en el Banco Comercial que se puede estimar en 600 millones de dólares".
Ello lo hizo —entendieron los magistrados— en sociedad indisoluble y complementaria de su hermano José Rohm quien "cuando ya se hacía insostenible continuar ocultando el virtual vaciamiento del banco, viajó a poner en conocimiento a los accionistas extranjeros de los hechos y así lo hizo para darse a la fuga".
No obstante tratándose de una organización empresarial los Rohm "debieron contar con el concurso y participación de otras personas sin cuya acción u omisión no hubieran podido realizar el fraude".
De acuerdo con ello entendieron que el gerente financiero Lago (procesado con prisión por coautoría de estafa y certificado falso) "impartió las instrucciones de los desvíos de fondos desde cuentas de CI en ING Amsterdam", desde 1992 al 2001.
El controller Curone (procesado por los mismo delitos que Lago) estaba al corriente de las operaciones con los plazos fijos de CI en ING Amsterdam, como también de la carencia de un objeto real en los contratos de compra venta a futuro con Rospide. Curone conocía asimismo toda la operativa ficticia creada en el BC desde 1992. La fiscal entendió que sirvió de brazo ejecutor para las maniobras de Rohm.
El gerente general de CGN, Francisco Estrada (procesado por coautoría continuada de estafa) fue "imprescindible" para la maniobra, ya que la CGN era el destino final de los desvíos de fondos durante años. Admitió que CGN tenía una sociedad paralela operando clandestinamente bajo sus órdenes. Asimismo la quiebra de las off shore no son hechos que escapan a su responsabilidad como gerente general, debido a que no podía desconocer el destino final de cientos de millones de dólares sin una justificación adecuada. El juez señaló que una vez intervenido el banco, continuó Estrada enviando fondos a clientes en Argentina desde de su propio domicilio "en forma clandestina".
El gerente de créditos, Llambías (procesado por el mismo delito que Estrada) era el principal operador de confianza de Rohm, manejaba todo el riesgo de Argentina. En su caso se constataron "múltiples operaciones que resultaron carentes de la documentación necesaria para justificar la concesión de los créditos". Además se comprobó que varios millones de dólares de esos créditos, otorgados a empresas del grupo Rohm, eran claramente incobrables. Las pérdidas por estas operacions llegaron a U$S 78.194.600.
El gerente de banca privada Shearer, (procesado sin prisión por encubrimiento) colaboró en asegurar la imagen de que los depósitos estaban en Amsterdam a plazo fijo, conociendo de antemano que no era así. Ocultó a los oficiales de cuenta que los fondos no estaban en Amsterdam y que en el mejor de los casos se habían destinado a otros fines.
Con relación al auditor de San Luis Financial, José Medeiros (procesado sin prisión por encumbrimiento) se establece que siendo auditor es inadmisible que no conociera la desaparición de la contabilidad de la entidad que debía vigilar.
El juez entendió además que terminó colaborando en la maniobra general de dar apariencia formal de corrección a la actividad de esta sociedad panameña, que era nada menos propietaria de una cuarta parte del Banco Comercial.
El gerente de operaciones, Marcelo Muiño y el síndico Julio Tielens (requeridos con orden de captura internacional) eran —para el magistrado— las caras visibles de BGN en todas las operaciones con títulos, es decir que instrumentaron desde el banco argentino todas las operaciones ficticias con títulos para desviar fondos.
El corredor de Bolsa, Ignacio Rospide (procesado sin prisión por encubrimiento) concurrió a la creación de negocios irreales con el fin último de aparentar que la inversión de títulos de Argentina estaba para el banco debidamante asegurada. Según se establece en el expediente bajo el pedido de guardar secreto profesional se ocultaba a los auditores externos del banco, la verdadera contraparte para evitar que saliera a luz que el negocio era simulado. El grupo Rohm y sus empresas

- Banco Comercial S.A. Institución de intermediación financiera cuyos accionistas eran: J. P. Morgan, Credit Suisse y Dresdner Bank (cada uno con 21% de acciones) y San Luis Financial and Investment Company (con el resto).
- Banco General de Negocios S.A. (BGN). Banco privado argentino sujeto a regulación. Cada uno de los accionistas extranjeros posee un 23% del capital de BGN pero juntas controlan el 31%. Los hermanos Rohm figuran con el 27,55.
- Compañía General de Negocios. Es un entidad financiera externa instalada en Uruguay para trabajar con no residentes controlada y fiscalizada por el Banco Central del Uruguay y sujeta a lo dispuesto por la ley de intermediación financiera. Su único accionista es San Luis Financial.
- Compañía General de Negocios en Islas Vírgenes (CGN SA IV). Se trata de una subsidiaria no regulada con el mismo único accionista de la CGN Uruguay, San Luis Financial. Tienen el mismo número de cuenta.
- Comercial Investment Holding (CI). El Banco Comercial adquirió operaciones en el banco holandés ING bajo el nombre de CI. El 100% del capital de CI lo conforma Derika y San Luis Financial es titular del 100% del capital de Derika.
- San Luis Financial and Investment Company. Sociedad panameña, no bancaria, ni regulada, cuyos apoderados son Carlos y José Rohm. Pese a que tienen el 54,4% de acciones conformaban la mayoría accionaria a través de la sociedad Cedar. Empresas para el desfalco

El informe elaborado por los peritos Jupiter Pérez, Miguel Navajas y Héctor Prieto concluyó que los recursos obtenidos con la participación de la institución off shore Compañía General de Negocios (CGN) y la off shore de Islas Vírgenes (CGN SA IV) iban directamente a San Luis Financial (SLF) y que el Banco General de Negocios (BGN) no quedaba al margen de este reparto.
"CGN SAIFE y CGN SA IV fueron herramientas desarrolladas con propósitos de desviación y desaparición de cientos de millones de dólares para lo cual BGN y SLF ingeniaron y concretaron múltiples y enredadas operaciones financieras, ocultando o simulando operaciones, falsificando documentos, certificando saldos inexistentes, otorgando custodias de títulos también inexistentes, fraguando contabilidades y balances, comprobando informes de auditoría, el clásico ‘firmá acá’ (no se nos ocurren otros términos para los dictámenes de auditorías de SLF)", afirmaron los expertos.
Agregaron que "las cifras son contundentes. No queda margen, se ha producido un verdadero vaciamiento de la empresa. La cifra ajustada del patrimonio está reflejada en la pérdida de una cifra impresionante: U$S 373.000.000".
También relataron que a través del CIC se cometieron "graves irregularidades" como violación de la recopilación de normas de regulación y control del sistema financiero, al realizar ventas de productos financieros de otras empresas de giro financiero sin ponerlo en conocimiento previo de la SIIF para su aprobación.
Ello, obligó al Banco Comercial a devolver los depósitos de los clientes del CIC como si fueran pasivos propios, de acuerdo al siguiente detalle: febrero 2002 U$S 5.576.667, marzo de 2002 U$S 41.608.951, abril de 2002 U$S 26.630.099 y mayo 2002 y siguientes U$S 14.162.720. Total U$S 87.978.437, aseguraron los peritos que entregaron sus conclusiones a la Justicia el pasado viernes.

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